domingo, 25 de octubre de 2009

Capitulo 5: El Callejon Diagon III

Fueron un poco más abajo, cada vez que descendían el aire se volvía más frio. El carro se detuvo en frente de la cámara de Laura. Griphook abrió la cerradura de la puerta y adentro había…

Más dinero que en la de Harry, miles de galeones, miles de sickles, miles de knuts, tres armaduras y diez copas de oro.

-Hagrid-dijo Laura-. ¿Por qué tengo más que Harry?

-Pues… Tu familia era una de las más ricas-dijo Hagrid-. Pero nunca se dieron el lujo de comprarse una mansión u otras cosas así-se volvió hacia Griphook-. Ahora, por favor, la cámara setecientos trece.

Fueron más abajo y a mayor velocidad. El aire se volvió cada vez más frio mientras doblaban por estrechos recodos. Llegaron entre sacudidas al otro lado de una hondonada subterránea, y Harry se inclino hacia un lado para ver que había en el fondo oscuro, pero Hagrid gruño y lo enderezo, cogiéndolo del cuello.

La cámara setecientos trece no tenía cerradura.

-Un paso atrás-dijo Griphook, dándose importancia. Toco la puerta con uno de sus largos dedos esta desapareció-. Si alguien que no sea un gnomo de Gringotts lo intenta, será succionado por la puerta y quedara atrapado.

-¿Cada cuanto tiempo comprueban que no se haya quedado nadie dentro?-quiso saber Laura.

-Más o menos cada diez años-dijo Griphook, con una sonrisa maligna.
Algo realmente extraordinario tenía que haber en aquella cámara de máxima seguridad, estaban seguros, y se inclinaron para ver, esperando ver por lo menos joyas fabulosas, pero la primera impresión era que estaba vacía. Había un sucio paquetico, envuelto en papel marrón, que estaba en el suelo. Hagrid lo cogió y lo guardo en las profundidades de su abrigo.

-Vamos, regresemos en ese carro infernal y no me hablen durante el camino; será mejor que mantengan la boca cerrada-dijo Hagrid.



Después de la veloz trayectoria, salieron parpadeando a la luz del sol, fuera de Gringotts.

-Tendrían que comprarse el uniforme-dijo Hagrid, señalando hacia “Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones”-. Oigan, ¿les importaría que me dé una vuelta por el Caldero Chorreante? Detesto los carros de Gringotts. –Todavía parecía mareado, así que Harry y Laura entraron en la tienda de Madame Malkin.

Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.

-¿Hogwarts, chicos?-dijo-. Tengo muchos por aquí… En realidad, otro muchacho se está probando ahora.

En el fondo de la tienda, un niño de rostro pálido y puntiagudo estaba de pie sobre un banquito, mientras otra bruja le ponía alfileres en la larga túnica negra. Madame Malkin puso a Harry en un banquito y a Laura en otro, le deslizo a Laura por la cabeza una larga túnica y comenzó a marcarle el largo apropiado, mientras que otra bruja hacia lo mismo con Harry.

-Hola-dijo el muchacho-. ¿También Hogwarts?

-Si-respondió Harry.

-Mi padre está en la tienda de al lado, comprando mis libros, y mi madre ha ido a calle arriba para mirar las varitas-dijo el chico. Tenía voz de aburrido y arrastraba cada palabra-. Luego voy a arrastrarlos a mirar escobas de carrera. No sé porque los de primer año no pueden tener una propia. Creo que voy a molestar a mi padre hasta que me compre una y la meteré de contrabando de alguna manera.

Ese chico se le hacía familiar a Laura.

-¿Ustedes tienen escoba propias?-continuo el muchacho

-No, no tenemos-dijo Laura.

-¿Juegan al menos al quidditch?

-No-dijo Harry, mientras Laura se preguntaba qué diablos será el quidditch.

-Yo si-dijo el chico nuevamente-. Papá dice que sería un crimen que no me eligieran para jugar por mi casa, y la verdad es que estoy de acuerdo. ¿Ya saben en qué casa van estar?

-No-respondieron.

-Bueno, nadie lo sabrá realmente hasta que lleguemos allí, pero yo se que seré de Slytherin, porque toda mi familia fue allí. ¿Ya sabes estar en Hufflepuff Yo creo que me iría, ¿no te parece?

-Mmm-contesto Harry.

-¡Oye, mira ese hombre!-dijo súbitamente el chico, señalando hacia la vidriera de delante. Hagrid estaba allí, sonriendo a Harry y señalando tres grandes helados, para que viera por qué no entraba.

-Ese es Hagrid-dijo Laura-. Trabaja el Hogwarts.

-Oh-dijo el muchacho- , he oído hablar de él. Es una especie de sirviente, ¿no?

-Es el guardabosque-dijo Harry.

-Sí, claro. He oído decir que es una especie de salvaje, que vive en una cabaña en los terrenos del colegio y que de vez en cuando se emborracha. Trata de hacer magia y termina prendiendo fuego a su cama.

-Yo creo que es estupendo-dijo Harry con frialdad.

-¿Eso crees?-pregunto el chico en tono burlón-. ¿Por qué esta aquí con ustedes? ¿Dónde están sus padres?

-Están muertos-respondió Laura en pocas palabras. No tenía ganas de hablar de ese
tema con ese chico.

-Oh, lo siento-dijo el otro, aunque no pareció que le importara-. Pero eran de nuestras clases, ¿no?

-Eran un mago y una bruja, si es eso a lo que te refieres.-dijo Harry.

-Realmente creo que no deberían dejar entrar a los otros, ¿no te parece? No son como nosotros, no los educaron para conocer nuestras costumbres. Algunos nunca habían oído hablar de Hogwarts hasta que recibieron la carta, ya te imaginaras. Yo creo que todo en las familias de antiguos magos. Y, a propósito, ¿Cuáles son sus apellidos?

Pero antes de que pudieran contestar, Madame Malkin dijo:

-Ya está listo lo de ustedes.

-Bien, nos veremos en Hogwarts, supongo-dijo el muchacho.

Harry estaba muy silencioso, mientras comía el helado.

-¿Qué sucede?-pregunto Hagrid.

-Nada-mintió Harry.

Se detuvieron a comprar pergaminos y plumas.

2 comentarios:

  1. Espero que os guste este capitulo...
    despues viene la parte IV y terminara...
    para que pasemos al capitulo 6
    espero que comenten :D

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